Lupe restregaba con fuerza los trastos de la comida para quitarles el cochambre cuando Enriquito, su hermano menor, pasó detrás de ella burlándose porque a él jamás lo ponían a hacer ninguna tarea
La alborada de ese domingo, Fernando y Gonzalo dormían profundamente hasta que el ruido de un motor que aparcaba al pie de su ventana, los despertó. Fernando se incorporó para ver de quien se trataba, sin embargo, Gonzalo lo tomó del brazo y aunque no le dijo nada, la expresión de sus ojos denotaba todo el miedo posible de un niño de diez años.
Hoy he decidido morir. Mi vida es un absurdo. Sólo Dios sabe cuanto tiempo llevo postrado en esta cama en la que cada día voy dejando trozos de mí entre las sábanas. No tiene ningún caso seguir adelante. Tú sabes, querida Silvia, que como esposo no soy más que una inmensa carga que no mereces sufrir más.
La reputación del ingeniero Arturo de la Garza era ampliamente conocida por el cuerpo directivo de la Volkswagen. Durante sus 16 años en la empresa, el ingeniero Arturo había pasado por varias áreas y su actual experiencia lo convertía en la persona indicada para ir a la Ciudad de México a negociar con los alemanes, asuntos relacionados a la nueva línea de autos que estaban a punto de lanzar.
Pronto nació una alegre amistad y en cuanto llegaban de la primaria, se asomaban por las ventanas que daban a sus jardines para hacerse una señal y correr al encuentro.
"Mis Andares, no son más que historias de esas que escuchamos a diario y que por creerlas de interés o que aportan algo en este loco afán de tratar de entender el comportamiento humano, me parecieron dignas de dejarlas por escrito.
Te aseguro que después de leer algunos de mis Andares, notarás que tú también tienes muchas historias que merecen contarse... si las quieres compartir, son bienvenidas!
Por lo pronto, será un placer encontrarte... en los Andares de la vida".