–¡Taxi! ¡Taxi! ¡Por favor señor, deténgase!
–¿Qué pasa señora? –respondió el chofer.
–Por el amor de Dios, lléveme al Hospital Santa Fe, ¡mi hijo está por nacer!
El taxista salió del auto, ayudó a la señora a subir en la parte posterior y muy asustado, le dijo: