Al amanecer de aquel día, el Ángel negro deambulaba por la carretera acompañado de la Loba, su perra Pastor Alemán, cuando una mujer de la vida galante le salió al encuentro.
-Ayúdame, buen hombre… ¡Ayúdame! -Le dijo. Sin embargo él la ignoró y continuó su paso.
-Yo sé quién eres… ¡Tú eres un Ángel negro!