Lupe restregaba con fuerza los trastos de la comida para quitarles el cochambre cuando Enriquito, su hermano menor, pasó detrás de ella burlándose porque a él jamás lo ponían a hacer ninguna tarea
La alborada de ese domingo, Fernando y Gonzalo dormían profundamente hasta que el ruido de un motor que aparcaba al pie de su ventana, los despertó. Fernando se incorporó para ver de quien se trataba, sin embargo, Gonzalo lo tomó del brazo y aunque no le dijo nada, la expresión de sus ojos denotaba todo el miedo posible de un niño de diez años.
"Mis Andares, no son más que historias de esas que escuchamos a diario y que por creerlas de interés o que aportan algo en este loco afán de tratar de entender el comportamiento humano, me parecieron dignas de dejarlas por escrito.
Te aseguro que después de leer algunos de mis Andares, notarás que tú también tienes muchas historias que merecen contarse... si las quieres compartir, son bienvenidas!
Por lo pronto, será un placer encontrarte... en los Andares de la vida".