Ramiro salió de la junta con el rostro desencajado. Estaba hastiado de la presión laboral y en apenas dos semanas más vendría la revisión de resultados y como el año pasado, no sólo no llegaría a los objetivos sino que aparte tendría que soportar las caras de felicidad de los compañeros de área que seguro sí conseguirían el bono.