-¿Se puede? -Dijo Sergio al tocar con los nudillos en la puerta de la oficina de su padre.
-Pasa, hijo, adelante. -Respondió el señor Robledo. -Sólo estoy terminando el informe para la junta del consejo pero en un momento acabo.
-¡Qué bárbaro! Te sientes “muy, muy” con tu nueva computadora de monitor plano… quien iba a decir como te has modernizado. Me encanta tu oficina, sobre todo el librero, es de caoba, ¿verdad? Oye pa’, pero ya ni la haces, este porta retrato sí que desentona, ¡está ruquísimo!