Amada familia:
Hoy he decidido morir. Mi vida es un absurdo. Sólo Dios sabe cuanto tiempo llevo postrado en esta cama en la que cada día voy dejando trozos de mí entre las sábanas. No tiene ningún caso seguir adelante. Tú sabes, querida Silvia, que como esposo no soy más que una inmensa carga que no mereces sufrir más.